Convencionalmente, Miasma significa efluvios malignos que se desprenden de los cuerpos enfermos, de los pantanos o de materias corruptas. Sin embargo, Hahnemann no pretendía este significado, más bien se apoyó en su significado etimológico griego, que quiere decir "Manchar", y denominar de esta manera al "terreno", "la predisposición" en que se desarrollan las enfermedades. Es el estigma con el que nace el individuo.
El maestro observó que a pesar de la aplicación de los remedios en las dosis imponderables y de la seguridad con que se hacía la prescripción basándose en la ley de la similitud, los enfermos volvían poco tiempo después con los mismos síntomas, percatándose
de que se realizaban curaciones pasajeras. En 1816 en su ensayo denominado "Enseñanzas sobre la enfermedad venérea y su tratamiento usualmente inadecuado" observó el fenómeno de lo miasmático.
Esta "predisposición" fue también observada por otros pensadores. Trousseau le llamó DIATESIS y lo definió como la "predisposición congénita o adquirida pero esencial e invariablemente crónica, en virtud de la cual se producen
alteraciones múltiples en la forma, pero únicas en su esencia".
En el Organon Hahnemann no hace una definición detallada y precisa de Miasma, se refiere a él en diferentes párrafos sin explicación alguna, tal es el caso del Párrafo 7. El Dr.Proceso Sánchez Ortega lo define claramente como el estado morboso constitucional y heredable, originado por las supresiones arbitrarias y antinaturales de las enfermedades agudas. Esto se entiende de la siguiente manera: Es un estado de enfermedad que constituye al organismo, que tiene la particularidad de ser transmitido de generación en generación, y que esencialmente se origina por los tratamientos indebidos, antinaturales de las enfermedades agudas. Hahnemann reconoció y dio las características fundamentales de tres estados constitucionales o miasmas, a saber: LA PSORA, SYPHILIS y LA SYCOSIS.