“La medicina no está al alcance de los sentidos, sino del entendimiento” - Samuel Hahnemann.

Concepto
y finalidad

La palabra Homeopatía deriva del griego homeos, que significa semejante,y pathos, que significa enfermedad. Este término fue utilizado por Hahneman –descubridor de la homeopatía-, para definir a la medicina que cura las enfermedades mediante la ley de los semejantes.

Hipócrates descubrió que solo existen dos formas de tratar las enfermedades: por la ley de los contrarios, o por la ley de los semejantes. Esta condición de contrariedad o semejanza, es en relación a los síntomas naturales de la enfermedad, es decir en el primer caso se usa un medicamento que tiene una acción opuesta al síntoma existente. Por ejemplo si el síntoma es una diarrea, se usará un medicamento antidiarreico que lo que hace es detener la acción peristáltica del intestino.

En cambio en la ley de los semejantes se dará un medicamento que durante la experimentación en el hombre sano produjo diarrea, un estado semejante al existente. En este caso no implica que el medicamento provocará más diarrea, no, no es así. Si no que el organismo al recibir un estímulo semejante pero más fuerte al que existe, desplaza la enfermedad natural y reacciona al estímulo del medicamento. Cuando cesa la acción del medicamento, el organismo queda libre de la enfermedad natural.

Con el paso del tiempo, surgieron otros métodos, como el alopático, que significa alos, diferente, y pathos, enfermedad. Son procedimientos que usan medicamentos que nada tienen que ver con el síntoma natural de la enfermedad. Por ejemplo usar un antibiótico para ardor de garganta, con tos y con escalofríos. Implica que no existe ninguna relación con el síntoma, ni de semejanza, ni de oposición.En general, la medicina tradicional (de patente) emplea procedimientos alopáticos y enantiopáticos (contrarios) en el tratamiento de las diferentes enfermedades. Lo englobaremos bajo el concepto de medicina alopática.

En la homeopatía ante todo, primero se respeta la naturaleza del organismo y su capacidad curativa innata. Esto significa que como médico no debemos hacer nada que esté en contra de la naturaleza del organismo. Por ejemplo, la naturaleza del organismo de la mujer determina que aproximadamente después de los 45 años debe haber un decremento en la producción hormonal que conlleva a la etapa de la menopausia. En algunas personas este cambio provoca algunas alteraciones en el organismo, y como se considera que es debido a una reducción estrogénica, pues lo sencillo y lógico sería dar estrógenos para eliminar esos malestares. Esto es precisamente actuar en contra de la naturaleza del organismo. No podemos hacer nada en contra de lo que ella dicta, porque tarde o temprano lo cobrará, no se debe hacer algo contrario a lo que naturalmente debe suceder. Lo que se debe hacer es entender adecuadamente estos cambios y hacer que el organismo mismo regule y controle los síntomas derivados de un estado fisiológico. Por otra parte existen hábitos y costumbres que ponen en riesgo la salud por estar en contra de la naturaleza del individuo, por ejemplo el consumo de alcohol, de tabaco, de drogas. El médico homeópata procurará apartarlos de su paciente.

En general, en la alopatía se trata el efecto de la enfermedad y en la homeopatía la causa de la enfermedad. Esto es debido a que en la alopatía se considera en esencia una causa material y procurar su expulsión, significa hacer curación. En cambio en la homeopatía, la causa de la enfermedad es interna y dinámica. Esto lo vemos muy fácilmente en la práctica de la siguiente manera: Una persona va con su médico quejándose de gastritis crónica que ha evolucionado hasta una úlcera, el médico achaca la presencia de un microorganismo como causa de la enfermedad (hellicobacter pillory) y prescribe antibióticos y bloqueadores de la producción de ácido durante tiempo prolongado. El paciente mejora un poco por poco tiempo y vuelve con la misma sintomatología. Regresa y recibirá un esquema semejante, con los mismos resultados, hasta que ya no es posible continuar con lo mismo y se le plantea tratamiento quirúrgico. El tratamiento fue dirigido a la enfermedad, pero no al paciente. El tratamiento fue dirigido a eliminar el bicho, y no investigar realmente que está sucediendo con el paciente. Al tratar el efecto de la enfermedad lo único que se consigue es que no se resuelve el problema original, y sí se consigue prolongar la enfermedad y por lo tanto complicarla y profundizarla al hacer aún más crónica. Posteriormente vendrán los efectos de los medicamentos, que sumados a los síntomas de la enfermedad natural se obtendrá un complejo de enfermedad más incurable.

En esencia, el medicamento homeopático busca que el organismo restablezca sus funciones por él mismo, y en la alopatía, se substituye la función que debe hacer el organismo con el medicamento. Por ejemplo, si una persona no puede dormir, en la alopatía lo que se hace es darle algo para dormir (un somnífero), entonces el medicamento hace lo que el organismo dejó de hacer. En cambio en la homeopatía, considerando la causa, se dará un medicamento que haga que el organismo restablezca la función del sueño. Gran diferencia.
Al tener como finalidad el equilibrio de las funciones, la homeopatía se convierte en la mejor forma de prevenir diversas alteraciones que pueda tener el organismo, ya que el estímulo que el medicamento proporciona está dirigido a guardar en la medida de lo posible un equilibrio; equilibrio que implica la esfera psíquica, física y la social. Otra gran diferencia es que los medicamentos alopáticos son experimentados en animales (ratas, perros, gatos, conejos, etc.) y los homeopáticos son experimentados en personas y sanas. Una rata de semejante con el ser humano solo tiene la característica de ser un ser vivo, pero en el resto difiere infinitamente. Un animal no puede compararse en sus reacciones a las de un ser humano. Si bien existen analogías en lo orgánico (compartimos sistema digestivo, urinario, nervioso, tegumentario, osteomuscular, etc.) en lo esencial y constitucional somos evidentemente muy diferentes, y con características que al ser humano lo hacen un ser único.

Al estudiar la homeopatía al individuo de manera única e integral, y no como elementos orgánicos aislados, está en condiciones de identificar la esencia morbosa del individuo, y lo que le está haciendo sufrir de manera peculiar, teniendo más oportunidad de restablecer la salud de los enfermos con la finalidad de restablecer el equilibrio perdido. El equilibrio implica salud, y la salud implica BIENESTAR, y el bienestar significa estar bien consigo mismo y con los demás, y al estar el ser humano en estas condiciones, es lo que le permite trascender. Evidentemente sin olvidar que existen procesos que por su naturaleza son incurables.
La finalidad de la homeopatía implica hacer trascender al hombre, significa el favorecer, permitir, y mantener el florecimiento de sus virtudes, de sus habilidades, de su felicidad. Hombres así lo único que tendrá como consecuencia es el mejoramiento de la especie humana, que es el fin último de la homeopatía.
Vemos pues, que la homeopatía no es trivial, sino profunda; la homeopatía no ve el efecto, sino la causa; la homeopatía no es orgánica, sino dinámica; la homeopatía trata al hombre, no a la enfermedad; la homeopatía es preventiva y no correctiva; la homeopatía busca la curación no la paliación; la homeopatía hace trascender al hombre, no lo sucumbe a su existencia morbosa.
Por todo ello, la homeopatía es simple y sencillamente la medicina del hombre!!